Una de las formas para conseguir que una bodega sea fresca en verano y acogedora en invierno es aplicar diferentes tonos, crear contrastes y utilizar distintos materiales.
Un ejemplo sería que en las paredes apliquemos el acabado de tierras florentinas, el botellero en color vino, barnizar los maderos y para separar ambientes crear contrastes en ocre.
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